lunes, 7 de noviembre de 2011

Cuarta y última etapa vuelta a la Isla con Trazabosques



Regularmente mis reseñas se enfocan en hacer una bitácora del viaje, los horarios, los kilómetros, los lugares visitados, las comidas degustadas y las loqueras que surgen en el camino de un recorrido, todo esto con la finalidad de ilustrar a los ausentes y traer remembranzas a los participantes. Sin embargo, esta vez escribir esa parte solo me daría más nostalgia de la que ya tengo.

Para mi esta aventura comenzó en Abril, faltando 5 días para iniciar la primera etapa, me comuniqué con el Americano para que me aceptara en su epopeyico viaje, solo hasta ese momento me enteré que esa etapa era exclusiva de unos cuantos, pero el inquieto explorador me explicó que si aceptaba los términos y las condiciones del viaje era bienvenido, acepté sin pensar, y al sol de hoy no me  arrepiento. Al término de esa grandiosa etapa, pensé que más no se podía gozar, que difícilmente otros lugares fueran tan maravillosos como los que visitamos esa vez, que difícilmente conoceríamos personas más amables y hospitalarias que las que nos atendieron en la ruta Santo Domingo-Puerto Plata, y que compañeros más divertidos y solidarios  imposible conseguir en nuevas aventuras.
¡Qué equivocado estaba! Para la segunda etapa,  Puerto Plata – Dajabón,  pasamos de un grupito a un grupo de 23, los nuevos integrantes le pusieron sazón y chispa  al viaje, los integrantes viejos ya éramos como hermanos, llegaron ciclistas experimentados y ciclistas bien novatos, esa mezcla singular  marcó la diferencia del viaje.  Conocimos lugares increíbles y disfrutamos a plenitud en un ambiente sano y mucha hermandad.

La tercera etapa (Dajabon - San Juan de la Maguana) fue la consagración, el tanto gozar y disfrutar en las etapas anteriores creó expectativas grandísimas en los participantes, la mayoría pasamos de ser meramente ciclistas a ser amigos más allá de un simple paseo en Bicicleta, el factor común “amor por la aventura” contagio al grupo a tal nivel que la tercera etapa fue la madre de las aventuras, indescriptible lo vivido. Nos tratábamos como si nos conocíamos de una vida, visitamos lugares que ninguno de los presente se imaginaría visitar por su propio esfuerzo, imagínese la carretera internacional de noche, además la etapa nos dejó saber que hasta en los lugares más pobres de nuestro país hay riquezas por descubrir.

Llegó la última etapa (SJM - Santo Domingo), 2 días previos sufrí una caída de consideración, desde el suelo solo pensaba adiós cuarta etapa, la noticia impactó a la mayoría de los compañeros, las llamadas y mensajes de solidaridad y angustia no se dejaron esperar, la verdad sentí que había ganado  un grupo de amigos valiosos, la vuelta no había sido un simple paseo en bicicleta, esto motivó que contra todo pronóstico negativo continuara con mis deseos de completar la vuelta -“Un insaciable nunca Temió”-. Llegó la hora y nos reunimos nuevamente, el grupo ya más maduro, con más confianza, más integrado, con mejor rendimiento, vivimos 3 días más para recordar.

Completamos la meta, conocimos nuevos lugares, los lugares que ya conociamos los vimos desde otra óptica, comimos las especialidades de los pueblos y conocimos su gente. Pero lo más importante ha sido la cantidad de amigos que he ganado, unos más especiales que otros “saludos al grupito de atrás”, “atrás se goza mas”, difícilmente pueda olvidar lo vivido junto a ustedes en esta vuelta, espero que nuestra amistad continúe y nos permita seguir rodando juntos los remanentes de Quisqueya que nos falta conocer.

Agradecimiento especial a Ray Vasquez por permitirme participar en esta loca aventura. El 50% de organización y 50% de improvisación hicieron de las rutas, los días y las noches todas totalmente diferentes.

- “Yendo en bicicleta es como mejor se conocen los contornos de un país, pues uno suda ascendiendo a los montes y se desliza en las bajadas”. Ernest Hemingway
















Julio López