domingo, 28 de febrero de 2010

Viaje a las Pirámides con Caamaño 2010

Por Fausto Batista


Fui invitado por Ray Vasquez a subir a las Pirámides en Valle Nuevo para acompañar a la fundación Coronel Caamaño a rendir homenaje al patriota en el lugar donde fue asesinado, a unos 3 kilómetros las Pirámides. Me emocioné mucho con la invitación ya que ansiaba enfrentar el reto de recorrer los famosos 48 kilómetros de ascenso y sobre todo porque lo haría para honrar la memoria de un héroe nacional al que personalmente admiro por su entrega y lucha por hacer valer sus principios patrios. Invité a mi hermano menor y a mi padre, quienes son mis cómplices en este tipo de aventuras, para que me acompañaran en un vehículo de apoyo, y también a un buen amigo con el que fui al Pico Duarte el año pasado.

             

Iniciamos el ascenso temprano en la mañana del sábado. Realmente la escalada es muy fuerte, pero se compensa con el paisaje y la emoción que produce enfrentar un reto personal. Los últimos 10 kilómetros fueron interminables, si no fuese por mi padre que me alentaba desde el vehículo de apoyo y la música que me ponía mi hermano para darme ánimo, sinceramente no se si hubiese podido seguir.


Finalmente llegamos a las Pirámides, el frío empezaba a hacerse sentir. No obstante se nos ocurrió irnos a bañar a un río cuya agua estaba helada y al meternos nos hizo olvidar lo adolorado que estábamos por la travesía, ya que no era nada comparada por el dolor provocado por esta casi congelante. Al salir nos sentimos de maravilla, no sabía que el agua helada quitara los dolores musculares, o por lo menos así nos pareció.


Luego de un suculento BBQ y sentarnos a relajarnos en la fogata un buen rato, tuvimos la visita al campamento de ni más ni menos que el señor Claudio Caamaño en persona. Parece que los dirigentes del grupo sabían algo ya que le cantaron cumpleaños y le partieron un bizcocho. Todos estábamos muy contentos con la visita, entre los que más, estaba mi padre, quien por cierto tenía puesta una camiseta que decía Caamaño Vive. Pasamos una noche muy agradable aunque el frío hacía de las suyas. Al amanecer nos pusimos en pie para desayunar y recorrer los 3 kilómetros faltantes para llegar al lugar donde se conmemoraba al Coronel Caamaño, al llegar fue impresionante la sensación de que éramos bienvenidos, aquel grupo se tornó hacia nosotros dándonos una bienvenida con aplausos, saludándonos y felicitándonos por el esfuerzo realizado. No lo sabíamos, pero ya el evento había empezado y lo interrumpieron para darnos la bienvenida, fue muy gratificante.


El señor Claudio relataba como transcurrieron los hechos en el momento de la captura, hasta el asesinato del Coronel Caamaño. Reinaba en el ambiente un dolor común que podía cortarse en el aire, todos estábamos cabizbajos escuchando aquel relato. Nunca había estado presente en un homenaje al Coronel Caamaño, lo poco que sé de su historia lo he leído en libros y escuchado de mis padres y familiares mayores, que compartieron ideales con el patriota. Nunca pensé que iba a vivir un momento tan intenso, con tantas emociones fuertes. Durante el relato y las palabras de los familiares del Coronel, no dejé de sentir un nudo constante en mi garganta, todo lo vivido en el día anterior estaba ausente de mi mente en ese momento de solemnidad, recuerdo casi al detalle cada una de las palabras que ahí se dijeron, creo que nunca las olvidaré.



Al finalizar el homenaje, nos despedimos del grupo del señor Caamaño y procedimos a bajar hacia Ocoa, fue un trayecto emocionante por la velocidad que se toma y a la vez un poco peligroso por la curvas de la carretera. Al llegar al parque de Ocoa, nos felicitamos por lo que logramos y nos hicimos las fotos de grupo.

Agradezco a Ray y a la fundación Caamaño por la invitación al evento. Entiendo que lo harán todos los años, no pretendo perderme ninguno. Espero que muchas más personas puedan vivir lo que vivimos en esta aventura, y sobre todo escuchar los relatos y palabras que escuchamos en el homenaje. Creo que a nuestra juventud le hace mucha falta involucrarse en este tipo de actividades, para que tengamos presente donde realmente está el valor de la vida y aprendamos el significado de palabras como honor, principios, entrega por tu patria e ideales. Por mi parte me tomaré la libertad de invitar a mis allegados para el próximo año, creo que todos los que fuimos esta vez deberíamos hacer lo mismo para que el mensaje llegue más lejos.

Fausto E. Batista Meléndez