sábado, 22 de enero de 2011

Los Terranautas invitan a los Trazabosques al cielo




Atendiendo a una invitación que nos hicieran el sr. Otto Cornielle y su sra esposa doña Angelina, decidimos visitar su casa en la montaña de Manaclar, Bani.

Temprano en la mañana, un grupo de Terranautas y Trazabosques comenzaron su recorrido hasta la casa que en dicha montaña tienen nuestros anfitriones.

Yo formé parte de un reducido grupo (éramos 3) que hizo el recorrido más tarde.

No sé qué tan difícil pueda haber otras lomas por ahí pero sí puedo decir una cosa: ésta debe ser si no la más difícil, una de las montañas más duras que he subido.

NUNCA en la vida me había dado una "pájara" y a escasos kms de subir y con la ayuda de un sofocante calor que me puso a ver estrellas y cometas, me tuve que sentar en una piedra a reponerme. En eso pasó nuestra querida madrina Nellys y me dió lo que yo defino como el mejor gatorade del universo. Si no es por eso, no la termino.

No sé si es que estoy montando poco, no sé si es que el sol era insoportable, no sé si era que el jersey por gran parte en negro se dió un calentón que me deshidraté sudando. No sé si los astros no quisieron. NO SE! Lo que sí puedo decir es que aunque no caminé, por primera vez en mi vida me senté.
PERO Y ESA LOMA DE DONDE SALIO? no es sólo la pendiente que tiene (que es bastante inclinada), también se trata de que el terreno es suelto. Arenoso en algunos lugares y con piedras dispersas en otros. Lo que hace que la tracción sea muy baja y si usted puso un pie en el piso tal como me tocó hacer muchas veces, volverse a montar para arrancar era toda una odisea.


Mantener el equilibrio en esa subida era sumamente difícil ya que si usted tuvo que bajar al plato pequeño, la relación de cambios no le iba a dar para poder desplazarse lo suficiente para conseguir el equilibrio. Más bien lo que resultaba era en pérdida de tracción y en volver a bajar el pie. Rayos pero que TROTE!

La subida sólo tiene 10kms pero tiene la peculiaridad de que en ese espacio se sube 1000mts. Saque usted sus cálculos y dígame si es empinada. Durante el ascenso y entre mis repetidas conversaciones con el mismo demonio, recuerdo impresionantes vistas de todo el litoral, así como el pueblo. Algo digno de fotografiar.

Tal como en la mayoría de los casos, el recorrido termina "en la antena que se ve allá arriba". Si en otros casos las antenas parecian tener ruedas y se movían junto con uno a medida que uno trataba de alcanzarlas, estas debieron haber estado levitando y repelidas por algun tipo de magnetismo porque la verdad es que dió trabajo alcanzarlas.

Ya una vez allá arriba, lo primero que llama la atención es la diferencia en la temperatura. Cualquiera no creería que a tan poca distancia estábamos sudando como potros y de repente hacía hasta frío. Debe haber no menos de 10 grados por debajo del intenso calor que hacía antes de comenzar a subir. Con decir que según el termómetro que había colgado en una pared, la temperatura era de 20 grados y dudo mucho que al pie de la loma estuviera por debajo de 32.

El lugar, una belleza. Tiene una vista preciosa y ahí estaba el grupo que había salido temprano. Deben haber tenido mucho rato que llegaron, tomando en cuenta que estaban riendo y haciendo chistes.

Ahí tuve la oportunidad de conocer a don Otto y a doña Angelina. Propietarios de tan impresionante lugar y quienes desinteresadamente nos lo pusieron a nuestra disposición.

Luego de compartir el grupo completo y de un surtido BBQ donde hubo de todo, además de un par de pizzas hechas en un horno de carbón, decidimos comenzar el descenso, el cual debió hacerse con cierta precaución porque tal como mencioné, se trataba en varios tramos de terreno suelto. Lo que impedía un agarre óptimo y por ende, reducía la maniobrabilidad.


Más adelante conversé por unos minutos con unas agradables personas que me preguntaron que hasta dónde habíamos hecho la travesía y al contestarles que hasta el tope, me comunicaron que tienen una casa allá en la montaña y a la vez nos extendieron la invitación para visitarla. 

Casualmente eran vecinos de don Otto por lo que queda pendiente otra visita a la loma. No tengo más datos sobre ellos porque en medio del desubique por el descenso no les pregunté sobre ellos pero nuestro buen amigo José Tejera (el Pollito) me comunicó que los conoce por lo que creo que pronto estaríamos tratando de comunicarnos con ellos para hacerles su respectiva visita.


Nada, en fin, para no hacerlo más largo. Sólo quiero en nombre de todos los que estuvimos ahi agradecer a los Cornielle por tan especial invitación. Fue muy emotiva la despedida. Pude oir palabras muy bonitas de parte de ellos cuando se despedian de nosotros. Con eso pude notar que definitivamente son personas especiales. Gracias señores por brindarnos la oportunidad de conocerles y visitarles en su pequeño paraiso a 1000mts sobre el nivel del mar.


FAC.- // TBMTB