miércoles, 4 de mayo de 2011

La Madre de Las Aventuras, Primera Etapa Vuelta a la Isla...


Esta aventura, sinceramente que es inolvidable, pero lo que la hizo especial, no fueron los paisajes, las comidas, la ruta, los esfuerzos físicos, los lugareños, etc... esos fueron elementos claves para la aventura. Lo que en realidad hizo de esta primera etapa de la vuelta a la Isla una Aventura super especial, fue la compañía de los integrantes del equipo organizador, y sobre todo la compañía de los invitados especiales, Miguel, Salvador, Julio, Eugenia, Tania y Mario, ellos fueron los que, imprimiendo su gran valor humano a esta aventura, la convirtieron en la Madre de las Aventuras, gracias por su apoyo, su alegría, su dinamismo, su energía, su colaboración, pero sobre todo, gracias por su gran amistad. Los Trazabosques no tenemos palabras para expresarles lo gratificante que ha sido compartir esta aventura con ustedes.

A continuación el relato de lo que unos de nuestros grandes amigos vivió y sintió cada día en esta Aventura Trazaboques.

Bitácora de la Primera Etapa de la Vuelta a La Isla, por Julio López..


Todo empieza el mes de enero del 2011 cuando los Trazabosques publican en su página http://www.trazabosquesmtb.blogspot.com un calendario de actividades que incluía para la fecha del 29 de abril al 2 de mayo la referida actividad. En ese momento me hice la gran pregunta  ¿Puedo yo completar un recorrido de esa naturaleza? y de inmediato me dije, claro que puedo, esta pudiera ser la madre de las aventuras que he realizado y como insaciable acepto el reto.  Todo el tiempo pensé que era un evento abierto y no fue sino hasta el martes 26 de abril que me comuniqué con Ray Vázquez “El Americano” para hablarle sobre mi real interés en participar en el evento.  El intrépido aventurero me explicó los objetivos del viaje y luego de comunicarlo a su grupo me aceptó en la comitiva que lo acompañaría a realizar la tan esperada vuelta. El viaje sería al finalizar la semana y tenía que conseguir todo lo necesario  para un viaje de esa naturaleza lo antes posible, me ayudó el hecho de que soy aventurero y las mayorías de las cosas las tenía en mi poder. Durante la semana participé de las reuniones que el grupo organizaba para ultimar detalles del evento y allí conocí la mayoría de los compañeros que nos acompañarían durante el viaje. El equipo estaría conformado por los trazabosques Ray Vázquez “El Americano”, David Abreu, Radhames Guerra, Fausto “Bayaguana”, Fausto Batista Meléndez y como invitados Salvador Henriquez “Xalva” y quien suscribe Julio López “Insaciable”.


Día 1: Inicio de la Ruta Santo Domingo (San Luis) – Hato Mayor
El viernes 29 de abril a las 5:30 AM nos reunimos en la entrada de la comunidad de San Luis – Santo Domingo Este para dar inicio a la travesía. Los saludos correspondientes, configuración de los odómetros de las bicicletas y la despedida a los familiares y amigos fueron parte de ese primer momento. Mi más sincero agradecimiento a Carmelo Tanguí que se levantó a las 4:00 AM para llevarme al punto de encuentro. Luego de una pequeña oración iniciamos nuestro recorrido a las 6:00 AM, dirigidos por David Abreu “El Navegante” quien tenía la encomienda de guiarnos el primer día,  pasamos por las comunidades de San Luis, Batey Yabacao, Las Mercedes, cruzamos de un lado a otro la carretera Juan Pablo II y seguimos por  las comunidades La Altagracia, Sala, Induspalma y una serie de trillos y caminos que nos llevaron hasta escasos kilómetros antes del pueblo de Bayaguana por la carretera que la conecta con Guerra. En el trayecto dejamos atrás a una buena cantidad trabajadores que madrugaron para ir a la jornada laboral, la neblina de la madrugada y una serie de trillos maravillosos.


Llegamos a las 10:00 AM a Bayaguana, 50 kms aproximadamente desde el punto de partida, y nos dirigimos al Colmado de Fausto que lleva su mismo nombre y quien se nos unía al grupo.  Algunos desayunaron, otros bebieron café, todos compramos líquido y continuamos el recorrido esta vez con destino a Salto Alto en la Comunidad de Sierra de Agua. En vez de tomar la carretera tradicional de Sierra de Agua cortamos por unos trillos conocidos muy bien por Fausto Bayaguana y salimos a la altura del campamento Comatillo a la carretera de Sierra de Agua.


A las 11:00 AM llegamos al paradisíaco lugar Salto Alto donde los propietarios nos brindaron un trato muy afable y atenciones de primera. En Salto Alto almorzamos un rico Pollo Frito con Tostones, charlamos un rato, nos tiramos fotos y reposamos un poco. En este punto me di cuenta que los Insaciables me estaban dando seguimiento a través del Internet con el software Endomodo, debido a que lo había activado previamente y me comentaban en el BB Chat los maravillados que estaban con la travesía y el desplazamiento que llevábamos.

Cuando el reloj marcó las 12:00 MM continuamos el recorrido por la carretera de Sierra de Agua buscando el nacimiento del río Comate, después de varios kilómetros llegamos a unas de las primeras ramificaciones del río donde algunos tomamos un rico baño refrescante, luego seguimos el camino que a partir de ese momento empezaba a tener inclinación y dificultad por la cantidad de piedras y terreno suelto. La gente de la zona muy amable siempre saludando. Después de unos 15 kilómetros dejamos la carretera de sierra de agua y doblando a la derecha nos dirigimos a la comunidad del Pulgarín.  Aquí hicimos una parada para reabastecer líquidos, además de un merecido descaso algunos 70 KM de recorrido ya tenían nuestras piernas.

En el colmado nos encontramos con unos vendedores que nos habían visto rodando temprano en la mañana y se asombraron al vernos otra vez muy lejos del lugar anterior.  Seguimos el recorrido pasando por las comunidad El Puerto hasta llegar luego de unos ascensos a Capote donde nos dirigimos al Rancho donde se realizan las excursiones a la Cueva de Fun Fun, en este punto estábamos a 90 KMS. Desde ahí tomamos un camino con dirección hacia Hato Mayor, ciudad donde llegamos 110Kms después.  A la entrada de Hato Mayor nos esperaba una comitiva con agentes de AMET incluido,  que nos escoltaron hasta el Parque Central del pueblo donde se celebraba el Maratón de la Naranja, único maratón del mundo donde se corre con una naranja en cada mano. Hato Mayor se caracteriza por su vasta producción de Naranjas. Los organizadores en coordinación con “El Americano” nos presentaron delante de todos los participantes del Maratón. Llegaron las palabras de bienvenida por parte de Vice-Ministro de Turismo con asiento en Hato Mayor y unas palabras de Ray y Fausto Batista explicando el motivo del viaje y lo que perseguíamos con el mismo.

Una vez terminada la ceremonia nos ubicamos en un negocio del pueblo a compartir unas cervezas, habíamos coronado el primer día de recorrido y había que celebrar.  Al lugar llegaron nuestros anfitriones en Hato Mayor, los propietarios de Rancho JJ. En el lugar compartimos con varias lugareños incluyendo el dueño del negocio donde bebíamos la cerveza y quien nos brindó una suculenta picadera.

Después de las cervezas nos dirigimos al Rancho JJ a 12 KM de Hato Mayor en dirección hacia San Pedro Macorís, la aventura  terminó con 120 Km de recorrido. Una vez en el Rancho, un lugar muy bien cuidado y acogedor,  abrimos nuestras casas de campañas, nos bañamos y nos juntamos todos en la terraza a comentar lo vivido, anécdotas, cuentos  y lo mejor de la noche la degustación de un suculento Sancocho.

El primer día había sido maravilloso, se había cumplido la agenda a cabalidad, pero estábamos cansados principalmente quien suscribe que llevo todo su equipaje en una mochila con todas mis pertenencias a cuesta, provocándome un dolor grandísimo en la espalda baja y  los hombros y que para el día siguiente debía buscar la mejor forma de llevar el equipaje.
Día 2: Hato Mayor – Sabana de La Mar
Gracias a que me tome la noche anterior un calmante bueno para los dolores musculares y que coloqué una alfombra que había en la terraza del rancho y la puse como colchón en mi casa de campaña pude dormir placenteramente, pero cuando estaba tomando el mejor sueño siento que me abren la casa de campaña y me ponen una luz en la cara, un jalón de pie y una voz que me dice “americano, americano es hora de levantarse”, El Americano ya estaba en pie levantando a todo el mundo a las 5:30 AM, me dije pero será loco este hombre, y así fue levantando a todo el mundo. Aproveché entonces para buscar la forma de mover el equipaje a la parrilla de la bicicleta y no repetir lo del día anterior de llevarlo en la espalda. Recogí mis cosas y cuando buscaba la manera de montarlo apareció Xalva con una de esas correas tensoras que te permiten ajustar cualquier artículo,  me la prestó y me ayudo con el amarre del equipaje. Listo el equipaje revisé el celular a las 6:30 AM y me di cuenta que ya una comitiva insaciable se estaba reuniendo para salir a nuestro encuentro a brindarnos apoyo en la travesía, además de traerme 3 baterías de celular para que estuviera en comunicación con el grupo en todo momento.

Al mismo tiempo, en el Rancho JJ nos preparaban un exquisito desayuno para que pudiéramos salir a pedalear sin contratiempos. No habíamos salido del Rancho JJ cuando ya los insaciables me informaban que estaban en Hato Mayor a la espera de encontrarse con nosotros. Terminado los aprestos de la salida y todos desayunados nos despedimos de nuestros anfitriones en el Rancho JJ propiedad de la familia Cabrera Guzmán, y salimos en dirección Hato Mayor – Sabana de la Mar. A la entrada de Sabana de la Mar divisamos a los insaciables apostados en la carretera tomándonos fotos a los cuales saludamos en movimiento y continuamos para evitar tardanza en el recorrido.

Justamente en el momento que nos encontrábamos con los Insaciables, la parrilla para llevar equipaje de Xalva, se rompió al cruzar un policía acostado, situación que amenazó con terminar el paseo para Xalva, pero la suerte de encontrar a los Insaciables impidió que todo terminara. Los insaciables (Roberto, Héctor y Francis) salieron a buscar por todo Hato Mayor  un mecánico que arreglara la pieza. Nos dijeron que continuáramos que ellos nos alcanzaban camino a Sabana de La Mar.

A las 10:30 AM continuamos el recorrido, parecería que el segundo día podía  ser el más fácil por tener mucho menos kilómetros, sin embargo, inmediatamente salimos hacia Sabana de la Mar empezaron los ascensos, los cuales no habíamos tenido en abundancia el día anterior. Repecho tras repecho con un sol de las 12 dándonos en la madre mermaron nuestra capacidad de pedaleo. Radhames y un servidor nos dimos apoyo todo el camino, la verdad que este tipo es una chercha y en ningún momento, ni siquiera en los tramos difíciles dejaba su ánimo alegre.  Durante la ruta me quede sin agua, teníamos varios kilómetros subiendo y no encontrábamos ni un colmado y pasamos por un centro cervecero, pedimos agua y nos dijeron “aquí solo se vende cerveza”, pues venga la cerveza entonces, Dios mío que cerveza que estaba buena.  Seguimos rodando y ya cuando empezaba el descenso hacia el poblado de El Valle aparecieron los insaciables, me alcanzaron y sin detenerme me pasaron un Gatorade y seguimos rodando. En la ruta nos encontramos con un ciclista extranjero, un viejito que estaba durísimo, estaba en subida y parecía como que estaba en lo plano de tan duro que iba. Pasamos por EL Valle y luego Sabana de la Mar terminando en el muelle con 70 Kms. Nos reunimos con los Insaciables en un restaurant que quedaba en la playa. Ya en el restaurant vinieron las fotos, la comida, la entrega oficial por parte de los Insaciables de baterías para el celular para seguir conectados, la entrega de la parrilla a Xalva la cual fue reconstruida y quedó como nueva.

Se escucho decir a la dueña del restaurant “Tan pasaó dique RD$250.00 por un pescado tan grande, me quieren engañar”, en alusión a que los Insaciables de apoyo querían pagar el pescado por debajo del precio, el pescado era tan grande que parecía un tiburón.  Al final lo pagaron a RD$300.00.

Comimos el plato típico de Sabana de la Mar  minutas,  arroz blanco y habichuelas, además  bebimos cervezas, café y listos para seguir.  La verdad que a Ray lo conocen en todos lados, uno se da cuenta por la cantidad de gente que lo saluda en todos lados.

Luego del almuerzo pasamos por la Iglesia donde están enterrados los restos de la Señorita Elupina, patrona de Sabana de la Mar,  y luego nos trasladamos a Caño Hondo, 10 Kms adicionales desde el muelle, donde nos recibió el señor Tony, dueño del hotel y amigo de Ray, nos facilitó el área verde para montar campamento.

Los Insaciables de apoyo regresaron a la capital desde Caño Hondo, enviamos con ellos algunas pertenencias que ya no harían falta en el resto del camino. En definitiva el segundo día fue salvado por ellos.  Gracias estimados insaciables por eso amo este grupo. Antes de irse me preguntaron si seguía en la travesía, que estaba a tiempo para decidir y les dije pueden irse tranquilos me quedo.

Tony el dueño del hotel mando a reservar una mesa para cenar con nosotros en el restaurant, compartimos una velada maravillosa con el señor Tony, una persona muy agradable. Luego de la cena nos invitó a tomar un digestivo en su casa un gesto muy apreciado por todos los que participamos. Más tarde subimos al tope de la montaña donde coronamos la noche con una fogata, entre amigos y sociabilizando con algunos huésped del hotel que se integraron a conversar con nosotros.

Un segundo día lleno de alternativas con 70 Kms adicionales a los milleros, total hasta ese momento  190 Kms, cansado, pero con todo el deseo de seguir gozando.



Día 3: Caño Hondo, Sabana de La Mar – Río San Juan
“Americano, americano levántese que ya es hora”,  otra vez esa voz de ultra tumba que se escuchaba en las madrugadas, por lo menos esta vez El Americano esperó las 6:00 AM para sonar la diana. Ya era hora de levantarse, del aseo, recoger campamento y dar mantenimiento a las bicis. Un cafecito exquisito preparado por los empleados del hotel nos dio los buenos días.  A las 7:30 AM salimos al ruedo con destino al muelle de Sabana de la Mar, donde tomaríamos el bote que nos llevaría a la bella Bahía de Samaná. Después de 10 kms de recorrido llegamos al muelle a las 8:15 AM, donde algunos nos desayunamos y otros prefirieron no hacerlo con temor a los mareos en el bote y las posibles funestas consecuencias que provoca el alta mar. Conforme llegaban las 9:00 AM se veía como los lugareños llegaban al muelle para tomar la embarcación, el transporte de pasajeros y mercancías es común entre las dos ciudades que divide la Bahía de San Lorenzo.  A las 9:00 AM ayudados por unos niños que se la buscan acomodando los equipajes, arrancó nuestro viaje. El pago RD$200 p/p y RD$150 p/bicicleta. Una señora agitadora que parecía la dueña del barco incitaba a que nos cobraran más por el espacio que ocupaban las bicicletas y después de muchas negociaciones quedó todo en RD$350.  Una vez en el bote, nos subimos en la capota con todo y bicicleta y entre zigzag de las olas, alucinaciones de tiburones, defines y ballenas llegamos a la Bahía de Samaná a las 11:00 AM.

Ya en el malecón de Samaná nos reunimos con Eugenia, una de tres ciclistas que vinieron de Puerto Plata para completar el viaje con nosotros. Sin muchos preámbulos empezamos a rodar, los otros 2 ciclistas no habían llegado y nos encontraríamos con ellos en el camino. Inmediatamente salimos del pueblo inicia un ascenso de varios kilómetros, en ese punto los músculos están fríos, que fuerte se sintió subir esa loma y a mitad de camino a la altura del Cruce del Limón nos encontramos con Tania y Mario “Miyata” los acompañantes que faltaban. Nos presentamos, unas fotos y a rodar todos los kilómetros del mundo que teníamos por delante.

Inmediatamente el grupo se dividió en 2, el primero conformado por Eugenia, Mario, Xalva pusieron un ritmo que para los 200 Kms que ya teníamos en las costillas era difícil de llevar, así que los demás nos quedamos atrás a un ritmo más suave. La primera parte del trayecto tenía muchos repechos medios hasta llegar a Sánchez donde nos encontramos en la meta con los ciclistas que llegaban desde Santo Domingo en la ruta que organizó Tony Bike a Sánchez. Un momento de tertulia, fotos, hidratación y continuamos rodando con una ligera llovizna que nos caía amortiguando el calor de las 1:00 PM. Varios kilómetros después de Sánchez llegaron los planos y las velocidades no se dejaron esperar, fuimos pasando kilómetros hasta llegar al Cruce de Rincón de Molenillo, mejor conocido como el cruce de la carretera nueva de Samaná. Ahí nos reagrupamos y seguimos hasta matancita, específicamente en el Comedor Hernández donde comimos y descansamos por un largo rato. Pescado, lambí, chivo forman parte de los diversos platos que se des gustaron en el lugar. Aprovechamos para que Mario le arreglara unos rayos a la bici de David.

Retomamos el camino a las 5:00 PM, me fui delante con Xalva para buscar una farmacia en el pueblo de Nagua y nos reencontramos con el grupo en la salida Nagua-Cabrera.  Formamos una hilera a la orilla del camino y avanzábamos de acuerdo nos lo permitía el viento. Mucho tránsito de frente a  nosotros, mucha gente vacacionando en la zona por lo cual debíamos llevar un ritmo prudente.   Ya en este último tramo estaba agotado, muy cansado y Fausto Batista se quedo detrás conmigo dándome apoyo para que no desistiera. Cada vez el ritmo era más lento, pero en todo momento la meta era Río San Juan.  La verdad que ese día fue devastador para mi cuerpo, que cansancio, ya en ese momento quería estar en mi casa. Luego de mucho esfuerzo llegamos a Río San Juan  a las 9:00 PM.

Al llegar tan tarde no pudimos ubicar un lugar seguro para dormir en las casas de campañas, así que decidimos ir a cenar y después averiguar qué hacer con la dormida. Llegamos a la Esquina del Sabor, un restaurant típico tipo enramada frente al parque central, pedimos la cena y mientras comíamos El Americano le dice a la dueña que si cuando ella cierre podemos abrir nuestras casas de campaña en el lugar y la doña aceptó, por lo que en ese momento ya teníamos comida y lugar para dormir. Hasta el momento pensaba que era un relajo, me decía este hombre es el papá de los aventureros. Terminada la cena una parte del grupo ubicó un hotelito de mala muerte para dormir, pero no cabíamos todos así que una parte se fue para el hotel y los mas aventureros, me recordó el programa a prueba de todo, durmieron en la esquina del sabor, acompañados con los borrachos que amanecen al pelo en el parque y que ya en estos tiempos están en peligro de extinción.

Los aventureros le agradecieron al todo poderoso que envió un diluvio a las 2:00 AM para que los cherchosos dejaran el parque y se acabara la bulla. La velada incluyó baño en el aguacero.

Día 4: Río San Juan – Puerto Plata
Fui uno de los que optó por dormir en hotelito, así que puse mi alarma para las 5:00 AM para estar en el parque a las 5:30 AM como habíamos acordado. Cuando llegamos al parque ya los valientes que durmieron en la rancheta  estaban preparándose para la partida. Listos todos bajamos a la Laguna de Gri Gri para hacer una foto antes de partir. Nos detuvimos en una cafetería a la salida para comprar café y agua y arrancamos hacia nuestro destino final a las 6:15 AM.

En el trayecto nos detuvimos para tirarnos fotos en la imagen de una virgen que esta apostada en un farallón al lado de la autopista, en ese momento Radhames que tenía un fuerte dolor de rodilla siguió rodando y no se detuvo a las fotos y aproveché luego de la primera foto y seguirle para avanzar mientras el sol estuviera oculto.  La verdad es que monté casi 20 kms sólo. Casi llegando a Gaspar Hernández lo encontré bebiendo café con unos nativos. Nos juntamos y seguimos el trayecto juntos. Al llegar a Gaspar Hernández empezó la lluvia eran las 8:00 AM y el cuerpo pedía desayuno.  Entramos a una fritura donde había una gran variedad de alimentos para desayunar. Me comí unos guineítos con queso de hoja y un pedazo de longaniza, más un jugo de limón, Radhames pidió la misma dosis sin la longaniza y le agregó una moña de espaguetis.

Pasaba el tiempo y el grupo no llegaba, me senté en una silla y sin darme cuenta estaba durmiendo, ya el cansancio de los 3 días se apoderaban inmisericorde de mi cuerpo,  preocupados por los demás, llamé a El Americano y me informó que habían entrado a la casa de una señora en la comunidad de Magante y que le estaban preparando desayuno. Radhames y yo decidimos seguir rodando hasta Cabarete y a escasos metros de nuestra salida inició el aguacero que nos acompañó todo el camino.  Nos paramos en Cabarete a esperar el grupo y duramos 1:00 hora esperando. En ese momento hice unas llamadas y contacte a unas amistades que estaban en Puerto Plata y que regresaban ese día para la capital para que me esperaran para regresar con ellos. Parado en Cabarete vi pasar a David Abreu que iba rodando con la intención de llegar a Sosúa y tomar el Metro hacia la capital en esa localidad. El grupo siguió rodando, esta vez me fui acompañado de Fausto Bayaguana, un señor de poco hablar, de pensamiento noble y que hizo la ruta entera sin quejarse ni un momento, junto a él rodé hasta Sosúa. A pocos kilómetros de Sosúa me dijo que tenía hambre y nos paramos en un pica pollo chino a darnos un guiso de res con vegetales.  En Sosúa nos reagrupamos y rodamos hasta Puerto Plata, no sin antes dejar la carretera y entrar por unos cañaverales que te adentran a la comunidad de Monte Llano terminando el recorrido en Puerto Plata con 100 Kilómetros adicionales.

En ese momento llegaba al destino final después de 430 Kilómetros aproximadamente, un sin número  de vivencias, cansancio, nuevos amigos,  nuevos lugares conocidos y la satisfacción del deber cumplido. Llegue a la casa de mis amigos en Puerto Plata, me di un baño, volví a comer y me senté en la galería a contemplar a Puerto Plata pueblo marinero que tantos viajeros ha visto llegar.

Gracias a los insaciables por el ánimo que me dieron todo el camino por el BlackBerry, gracias al Americano por haberme aceptado en su recorrido, gracias a Radhames y Fausto Batista por el ánimo que me dieron, a Xalva que siempre estuve pendiente de cómo me sentía  y a todos los demás compañeros que me aceptaron en el viaje.

Hoy sentado frente a la PC, llevando mi vida normal, si me preguntan si lo vuelvo hacer, sin pensarlo les diría que sí.

Julio López – Insaciable