viernes, 16 de septiembre de 2011

El Miedo y el Silencio viven en la Frontera

Es la etapa que más expectativas había creado en la mayor parte del grupo, visitaríamos una región desconocida por la mayoría y sobre la cual todos el mundo nos advertía sobre los riesgos a los que nos expondríamos.  A pesar de todas las recomendaciones, bien intencionadas, de todo aquel que se enteró de nuestra ruta para la tercera etapa continuamos decididos con los preparativos para esta aventura. Realizamos todos los contactos necesarios para el buen desenvolvimiento de la actividad antes de llegada la fecha de partida, donde debemos destacar la contribución de las empresas Copy Marca y Aro & Pedal.
A las 5:00 de la mañana del viernes 9 ya me está llamando el Americano, para decirme que había investigado y había un autobús que partía hacia Dajabón a las 8:00 AM y adicionalmente habían publicado en el periódico Hoy un artículo sobre nuestra aventura.  Sin lugar a duda el día comenzaba bien.
En orden cronológico en el desarrollo de la aventura, a la primera persona que debemos agradecer es a la empresa Caribe Tours en la persona del Sr. Pascual, encargado de transportación, por habernos facilitado el transporte de las bicicletas en sus cómodos autobuses, donde nos trasladamos desde la ciudad de Santo Domingo hasta Dajabón.  En la ciudad de Santiago nos reunimos con algunos representantes del grupo Manatí, de Puerto Plata (Yafali, Mercedes, Eugenia, Arabella y Prin), que nos han hecho el honor de involucrarse en nuestra locura y ya son tan Trazabosques como el que más.  En este autobús también se agregaron un par de miembros del ejército Chileno (Guillermo Cárdena y Patrick Rojas), miembros de la MINUSTAH que trabajan en la reconstrucción de Haití, quienes iban de regreso a Haití y con quienes compartimos el camino hasta Dajabón en un ambiente de chanzas y camaradería, haciendo que llegáramos a nuestro distante destino sin darnos cuenta, antes de llegar a Monte Cristi pudimos observar a nuestra derecha las montañas que en la etapa anterior nos condujeron a la playa Buen Hombre, trayéndonos muy buenos recuerdos a los que participamos en la segunda etapa.

En la tarde cayó un torrencial aguacero, lo que impidió que saliéramos a dar una vuelta por el pueblo hasta iniciada la noche.  Pero todo estaba en una sincronía perfecta en el universo, puesto que la condición climática nos permitió conocer a una persona emblemática de la región fronteriza, el Sr. Rubén Villalona (Chío), culturólogo, estudioso de la cultura, costumbres y religiosidad de los pueblos de la línea noroeste y del propio Dajabón.  Con el compartimos aproximadamente por espacio de una hora, donde nos nutrió con su amplio conocimiento.  Los que tuvimos la dicha de poder participar en su exposición improvisada, tenemos una visión totalmente distinta a la que teníamos al momento de llegar sobre esta maravillosa región, nos habló de todos los sitios de interés que nos encontraríamos en nuestro camino entre Dajabón y Pedro Santana, de los cultos religiosos, de los orígenes de los poblados e historia de la región, como el origen del nombre de Dajabón que proviene del nombre original Taino Daxabon.



En el mismo hotel, mientras revisábamos los mapas para la ruta que haríamos de  Capotillo a Restauración, consultamos con una persona que estaba presente en el restaurante, sobre las condiciones del camino que habíamos planeado utilizar, para no tener devolvernos hacia Loma de Cabrera. Resultó que esta persona era el comandante Gil, Coronel Ejército Nacional, quien gustosamente nos ofreció una escolta para todo el recorrido desde Capotillo y quedó en investigar con los lugareños de Capotillo sobre las condiciones del camino.
Entrada la noche, salimos una parte del grupo a dar una vuelta en bicicleta por el pueblo y nos encontramos con un adolecente que iba en bicicleta e hicimos que nos llevara donde alguien que perteneciera a un grupo de ciclismo del pueblo, si la sorpresa para La More Campusano fue grande, la nuestra fue mayor, al ver con el entusiasmo que ella nos recibía, hablamos con La More para que reuniera a los ciclistas que pudiera y se encontraran con nosotros en el hotel esa misma noche.  Siendo aproximadamente las 10 PM, llegaron varios ciclistas del Club Bicimoto Los Fronterizos (de Dajabón) y les propusimos que nos acompañaran en parte del trayecto que recorreríamos al día siguiente, dos de ellos (Kendry (Candú) y Berto Bicicleta) y antes de las 6:00 AM ya se encontraban reunidos con nosotros en el Arco de la Victoria, en la entrada de Dajabón listos para la jornada.  Es increíble como estas personas, nosotros haciéndoles una invitación a menos de 8 horas de la actividad, se mostraron dispuestos a participar sin poner ninguna objeción.
El sábado 10 de sept a las 6:00 AM iniciamos la tercera etapa de la Vuelta a la Isla 2011, 23 ciclistas partíamos rumbo al Monumento a la Restauración en Capotillo, por la ruta de Don Miguel, carretera secundaria en tierra que va paralela a la carretera que une a Dajabón con Loma de Cabrera, al inicio de esta vía nos encontramos con el cerro de Don Miguel, donde hay una mina de cuarzo, que los locales aseguran de usar una piedra de estas es de buena suerte.  Por este camino nos encontramos con varios puestos militares del Ejército Nacional que protegen nuestra frontera (Don Miguel, El Tamarindo, etc..), en el puesto de La Peñita llegamos a tiempo para subir la bandera junto a la dotación y cantamos el himno mientras subíamos la bandera, momento de gran emoción para todos los allí presente.

Así seguimos rodando hasta llegar al Monumento a la Restauración, en el distrito municipal de Capotillo donde nos esperaban el síndico, Lic. Teodoro Muñoz junto a un nutrido grupo de estudiantes de la comunidad.  Luego de unas palabras de bienvenida por parte del Lic. Muños y palabras de agradecimiento por parte nuestra, se realizaron algunas exposiciones a los presentes sobre cuáles son los objetivos de nuestra aventura y otros temas de interés para la juventud allí congregada.  El monumento, una obra majestuosa del famoso arquitecto dominicano Rafael Calventi, es sorprendente la limpieza y perfecta condiciones en que está conservada esta obra, el entorno está totalmente plantado, luciendo un frondoso bosque el cual el síndico está a la cabeza de los esfuerzos para su conservación y ampliación.  En la misma área del monumento fuimos objetos de un suculento desayuno para reponer las energías consumidas en nuestro trayecto hasta allí y poder continuar hasta el próximo destino, Restauración.

De Capotillo nos despedimos y salimos rumbo a Restauración por el poblado de Hipólito Billini, allí nos encontramos con una señora de la comunidad que se encargó de darnos las bendiciones para que nos fuera bien en el resto de nuestro camino y a poca distancia del poblado un pequeño rio con sus frescas aguas que nos ayudó a calmar el calor que ya nos castigaba.  Saliendo del rio nos esperaba una loma de unos 2.5 Kms, la cual tuvimos que recorrer completamente a pies halando las bicicletas, para muchos esto fue un verdadero calvario, la marcha se hizo totalmente lenta hasta salir a la comunidad de Garrapata, donde tomamos la carretera que une a Loma de Cabrera con Restauración, hasta este punto fuimos acompañado por Kendry.


Luego de haber recorrido unos 40 Kms y ascendido hasta 767 MSNM hacíamos nuestra entrada a Restauración, donde nos esperaba una suculenta comida preparada por Doña Angela, tuvimos la oportunidad de probar el famoso chivo liniero picante, moro de guandules, aguacate, jugos (limón y chinola) y como si todo esto fuera poco, de postre una fruta (guayaba).  Pero puede que alguien aun diga; Y ya?  Pues no, también hubo un piso fresco disponible para aquellos que quisieron descansar la espalda y dormir su siestecita.  En Restauración se produjo el relevo de nuestra escolta, el nuevo nos acompañaría hasta el puesto del cruce de Guayajayuco.

A partir de Restauración hasta el cruce de Guayajayuco la vegetación es exuberante, frondosos bosques de pino rodean todo el plácido camino.  En la comunidad de Anacaona nos encontramos con la iglesia de caoba, de estilo Victoriano.  En Guayajayuco está el último puesto militar antes de entrar en la Carretera Internacional.
Iniciando la carretera Internacional nos encontramos con el poblado haitiano de Tilory donde se desarrollaba un mercado binacional, la presencia de personas vendiendo y comprando artículos era notable, la pobreza, aun mas.  Es desconsolador ver la necesidad humana tan acentuada que viven las personas de esta zona, la cantidad de niños desnutridos, descalzos, semi desnudos.  La mayoría hablan algo de español solo para pedir que se les de algo (regularmente 5 pesos).  Es increíble, me encontré con uno que por su tamaño no debía de llegar a 2 años y era notable que estaba aprendiendo a hablar y aun así me dijo al pasar: "dime un pisu", por decir que le diera un peso.
Al contrario de todos los vaticinios que nos habían hecho de lo peligroso de esta carretera, les puedo decir que montamos básicamente de noche, con las luces que cada quien llevó y en ningún momento nos encontramos con ese peligro, por el contrario, con una extensa tranquilidad, la cual pudimos disfrutar a la luz de la luna, rodamos más de 40 Km en la noche para llegar a Pedro Santana y exceptuando las averías que sufrimos algunos; pinches, gomas explotadas, cadenas rotas, etc.   No hubo ninguna situación en la que alguien pudiese asegurar que se sintió en peligro. Desde el puesto de Los Algodones, nos encontramos con un vendedor de calzado que se dirigía a Las Matas de Farfán, quien nos acompañó hasta Bánica en su Van.


Habíamos asegurado que para las siete de la noche estaríamos llegando a Bánica, o que ilusos, con el retraso en la loma a la salida de Hipólito Billini, el descanso en Restauración y los percances mecánicos, llegamos a Bánica alrededor de las 10:30 de la noche. El Sr. Ruddy, presidente de las fiestas patronales del pueblo, nos esperaba con parte de la población ya desesperada de tanto esperarnos.  Aquello fue algo indescriptible, una bienvenida de héroes, que recibimiento, cuanto calor humano.  Fiesta, bebidas, comida hasta la saciedad, esta gente si sabe realmente como halagar a los visitantes. Luego de 111 Km, 16 horas y media de recorrido y 1 hora y media más, de diversión estábamos listos para descansar y recobrar fuerzas para el día siguiente.

Luego del respectivo mantenimiento a las bicis y reparaciones a algunas estábamos listos para salir, pero antes algunos disfrutaron de un café preparado por nuestra vecina del frente.  Era domingo y en el mercado del pueblo había mercado binacional, ocasión que aprovechan los locales, así como los vecinos haitianos, para adquirir algunos rubros agrícolas entre otras cosas.  Hicimos acto de presencia en este lugar para comprobar cual es el ambiente que allí se vive, para luego pasar a visitar dos lugares que son mandatorios visitar, la iglesia y el reloj de sol en el parque junto a la iglesia.  La iglesia, una construcción de tiempos de la colonia, según nos explicaron, es una construcción de belleza y sencillez sorprendente, en el momento de su edificación la población de Bánica era mayor que la de San Juan de la Maguana, por lo que esta iglesia es de mayor tamaño. En ella tienen un altar a San Francisco de Asis, imagen hecha en madera, con articulaciones en los brazos, piernas y cintura, lo que permite dar una sensación de que está caminando cuando lo sacan en procesión durante las fiestas patronales que duran 5 días. En cada uno de estos días la imagen es vestida con un nuevo traje donado por feligreses de la comunidad.  También se nos explicó que este San Francisco de Asis tiene el poder de hacer milagros curativos con aquellos que le ofrendan alguna figura en cera de la parte del cuerpo que necesitan curar.

El reloj de sol en el parque central, es el segundo reloj de sol en el país (Santo Domingo y Bánica), si comparamos la hora que marca este reloj con la que tenemos en los celulares GSM, la diferencia es de aproximadamente unos 5 minutos.
Completado este recorrido en el pueblo de Bánica procedimos a hacernos la foto de despedida para emprender nuestro rumbo hacia San Juan de la Maguana.
87 km nos separaban de San Juan al momento de salir de Bánica, una carretera amplia y asfaltada nos conduciría al destino final de esta etapa, pasando primero por Matayaya y luego por Las Matas de Farfán. Todo el camino es un clima totalmente hostil, seco, los únicos árboles que abundan son los de cambrones, con unas espinas que parecen dagas, de lo larga que son.  Así pedaleamos los primeros 55 Km para llegar a Las Matas de Farfán, donde algunos de nosotros, entre los que me cuento yo, hicimos una parada técnica en el comedor Héctor, en la zona del mercado. Aquí pudimos disfrutar de una rica comida criollo, con sabor casero a un muy buen precio, la única queja es con la rapidez del servicio, al parecer la cantidad de gente que habíamos allí era demasiado para los meseros. 

Saliendo de Las Matas de Farfán hacia San Juan, es una rodada de unos 32 Km, donde según se va avanzando el paisaje va cambiando de árido a totalmente fértil y la temperatura baja de caliente a fresca. 
San Juan, la mayor ciudad y la de mas prosperidad de lo que llamamos el sur, luce bastante remozada, el parque junto a la iglesia ha sido remodelado haciéndolo más atractivo así como la entrada a la ciudad para el que llega desde Azua.  En la oficina de Caribe Tour recibimos un trato sumamente cortes por parte del empleado de boletería y ya a las 5:30 de la tarde estábamos a 200 Km y 3 horas de distancia de nuestras casas.

Aunque no ha sido en esta etapa en la que mas kilómetros hemos recorrido.   Aunque no ha sido en la que mas pueblos, comunidades y parajes hemos visitado.  Aunque ha sido una de la zonas más deprimidas que hemos visitado hasta la fecha.  Si podemos asegurar que ha sido la etapa que más hondo a calada en todos nosotros, por la experiencia vivida en pedalear en medio de la noche por la Carretera Internacional a la luz de la luna, por la hospitalidad y sencillez de su gente, por la gran reserva cultural y forestal con que cuenta el país en esta zona y por el gran espíritu de lucha en cada uno de los habitantes de esta región.