miércoles, 23 de febrero de 2011

Viaje a las Pirámides con los Trazabosques


Yo esperaba a mis padres en la escuela. Nos íbamos de viaje a un sitio llamado Valle Nuevo, mi mamá, papá y hermano montarían bicicleta mientras yo me iba en la camioneta Ford con un chofer, llamado Carlos, de Agua Gericó. En el camino tenía un aburrimiento total, traté de entretenerme con un libro, pero después de un par de horas me aburrí otra vez. Suspiré profundamente y le dije a mi padre,

-¿Papi cuanto falta pa’ que lleguemos?

Mi papa rió y dijo:

-Dominique, ya casi llegamos...

Anjá, si claro, ya casi llegamos… Habían pasado dos horas después de que mi papi me había dicho que casi llegábamos. Traté de dormirme en el camino pero sólo conseguí marearme. Miré para afuera y me entretuve un poco con la vista. Mi papi y mami siempre me dicen que si voy en un camino largo que disfrute de la naturaleza. Lo importante no es llegar a la cima de la montaña, si no, disfrutar y gozar del camino hacia la ella.

-¡Ya han pasado cuatro horas! Exclamó mi hermano. Yo asistí con la cabeza y, de nuevo, suspire...nunca me han gustado los viajes largos. Por el resto del camino miraba y “gozaba” de la vista. Seguí leyendo mi libro hasta que llegué a un punto que no podía parar de leer. "Hmm...necesito mi iPod", pensé, busqué a mi alrededor pero no encontraba el aparato de música. Oops, lo dejé en la casa.

-Seis horas... Explicó mi hermano dos horas después.
-¡¿Que?! ¡Cónchale! Murmuré.
-No importa porque ya llegamos, dijo mi papá. Una sonrisa en su cara.

Máximo (un ciclista que iba con nosotros), nos explicó cómo llegar al hotel "El Barcón". Cuando llegamos mi expresión cambio de alivio a horror. ¿En éste hotel nos quedaríamos? El hotel era como una casita blanca de dos plantas, lo que yo no sabía era cómo eran las habitaciones.
Después de que mis padres hicieron el check in, subimos por las escaleras, la bulla de los motoconchos y música hacían que los tímpanos de mis oídos se explotaran.

-Tremenda bulla que hay aquí... Dijo mi mamá, suspirando.

Me reí en silencio y seguimos caminando por el pasillo del “hotel”.
Cuando encontramos nuestra habitación, la #20, mi hermano y mi papá fueron a buscar los bultos.

Yo miré a mi mami y ella me miró con una sonrisa penosa.

-¿Y estarán limpios los colchones? Pregunté, mirando a las dos camas que estaban en la pequeña habitación.
-Qué se yo... Me respondió mi mami.

Nos reímos del pequeño hotel y nos acostamos en las camas, mientras mi papi, hermano, Máximo y Carlos (el chofer) se fueron a cenar.


A la mañana siguiente.

-¡PULL, PULL, PULL! Escuché a mis padres decir en la madrugada.
-¿Qué fue? Pregunté asueñada.
Mis padres se rieron y mi mami me dijo:

-Tú y Gabriel estaban hablando mientras dormían, y tú dijiste "¡PULL, PULL, PULL!" y después Gabriel dijo algo en inglés y tú le respondiste.

Nos reímos todos y empezamos a cambiarnos para ir a desayunarnos y luego ir a Las Pirámides.

El camino hacia Las Pirámides fue aún más largo que el anterior, pero esta vez... ¡me entretuve! También descubrí que Alexandra (La trabajadora de mi casa) puso mi IPod en mi bulto. Me tiré arriba mis audífonos de ROXY y empecé a escuchar mi música preferida.

Carlos iba manejando mientras mi hermano y yo estábamos sentados atrás. A veces me asustaba pasar por barrancos o estar en callecitas muy estrechas. Cada vez que algunas de estas calles venían yo cerraba los ojos y miraba a cualquier sitio que no fuese los barrancos o callecitas.
Mi mami y papi iban delante de nosotros en las bicicletas, llegó un momento en que mi mami dejó que Gabriel (mi hermano) montara un poco en su bicicleta...mi hermano se cansó como tres subidas después. Mi mamá se rió, tomó la bici y siguió montando. Mi papá se quedaba atrás para esperar a mi mamá, a veces se iba muy delante y esperaba a que llegara una bajada y bajaba a una velocidad inmensa hacia mi mami.

Me entretuve cantando en voz baja y mirando el paisaje de la loma.

Como 30 kilómetros después, mi mami se montó en la camioneta con nosotros y vimos a mi papi quien dijo:

-Se pueden ir alante y esperarme allá arriba.

Habían pasado como treinta minutos y mi papi no se asomaba por ningún lado.

-Vamos a pararnos aquí y esperar a Moisés - Dijo mi mamá. Nosotros dijimos que sí y mi hermano, Carlos y yo fuimos a explorar esa parte de la montaña. Mi hermano se subió en una roca grandísima y gritó:
-¡¡¡HOLA!!!!
Mi mamá me dijo, -¿Y dónde es que está el loquito?
Yo me reí y le respondí - Inventando, se subió en una roca allá. Y le mostré dónde estaba Gabriel.

Después de un buen rato desde que mi papá no llegaba, entonces Gabriel y Carlos se fueron caminando a tratar de encontrarlo. Media hora después se aparecieron mi hermano, Carlos y mi papi con un abrigo que no era de el.

-Yo sabía que le iba a dar frío a él. Dijo mi mamá.
Seguimos nuestro camino en la camioneta y mi papi el suyo en su bicicleta.

Por fin habíamos llegado a Las Pirámides...buehhh que friazo hacía ahí. La temperatura estaba como en 55 grados fahrenheit (12 celcius).

-Wepaa, que frío. Dije yo.


Empezamos a armar la casa de campaña y después de un rato llegó mi papi en bicicleta y nos ayudó a terminar de armarla. Luego que la armamos, comimos carne de barbecue, arroz y yuca. Era un alivio que todo estaba caliente... ¡¡nos merecíamos el calor!!

Nos quedamos hablando y disfrutando cuando Ray (el jefe de los Trazabosques que planeó el viaje dijo:

-¡Oye americana! Ven acá pa’ tirarte una foto...siéntate ahí...anjá ahí mismo. El era súper divertido, siempre le decía a la gente “¡Americana (o)!”, a mi hermano le daba un ataque de risa... ¡¡¡realmente era MUY divertido y gracioso!!!

Cuando llegó el anochecer, comimos un sancocho que estaba para lamerse los dedos... ¡¡ME COMI DOS PLATOS DE SANCOCHO!! No había excusa de no comérselo. Después de comernos el sancocho, nos fuimos a dormir...espero que duerma bien y me sueñe con los angelitos...pensé muerta de frío.

¡¿¡¿ANGELITOS?!?! Será diablitos...no pude dormir PARA NADA. Había un frío que se estaba entrando por mis huesos. Aparte de eso, debajo de mí tenía como una lomita en la parte que estaba acostada y me molestaba en la espalda. Al parecer nadie más podía dormir, porque todos se levantaron ¡a las 2:00 de la mañana! Había un hombre que no paraba de decir:

-¡Papá, tráeme un chin de agua que tengo sed! ¡Papá, tráeme un chin de chocolate que tengo frío!

Después de mucho moverme, mi papi me acurrucó y me pude ir a dormir.

Al amanecer, todos tenían frío. Acabábamos de descubrir que habíamos dormido en una temperatura de 5 bajo cero. Todo estaba lleno de hielo y el suelo de escarcha. La hierba, los carros, las bicicletas, hasta las licras de los ciclistas que se habían quedado afuera estaban congeladas como piedras. ¡Eso fue espectacular!

Nos desayunamos chocolate caliente con galletitas de soda, pan y huevo. El desayuno estaba riquísimo. Estábamos planeando que después de desayunar nos íbamos para una actividad relacionada con la muerte del Coronel Caamaño.

En la actividad mucha gente disparó con pistolas. El sonido hacía que temblara...pero to’ era para el Coronel Caamaño. Honor para los que lo merecen.

Ya era hora de que nos fuéramos. Nos montamos en la camioneta y arrancamos para Sosúa. Este fue un fin de semana que nunca olvidaré. Todo lo que hice valió la pena, y si me preguntan que si iría otra vez, mi respuesta sería automática:

- ¡CLARO AMERICANO!

Dominique Muñiz



Mi experiencia del viaje en MTB a las pirámides en Valle nuevo: ! Todo comenzó como una cortés invitación de un buen amigo cuyo tio, conocido como "El Americano", resulta ser el líder y miembro de la organización TrazabosquesMTB.

En el viaje hacia nuestro destino, fui expuesto a impresionantes paisajes con grandes profundidades y areas nunca tocadas por el hombre. La humildad de la gente del campo me compró mientras hacíamos nuestra travesía por las montañas que conectaban al pequeño pueblo de Ocoa con la ciudad de Constanza.

La ruta de aproximadamente 46kms a las pirámides fue una verdadera prueba de resistencia que me ayudó a darme cuenta del sentido mismo de vivir. Como ciudadano estadounidense, estamos consumidos con desalentadoras responsabilidades que en cierta forma, no tienen sentido.

Aunque por ejemplo, ir tras una carrera tiene un gran valor, como lo tiene en los Estados Unidos,  es importante irse lejos y quizá aprender de otras culturas.
Si estás interesado en visitar la República Dominicana, un viaje con los Trazabosques es una excelente forma de hacerlo!

David Ciappolino

"My experience from the mountain biking trip to the Pyramidsis at Valle Nuevo: Exhilarating! It all began as a kind invitation from a good friend of mine whose Uncle, known as “El Americano”, happens to be a leader and member of the Traza Bosques MTB organization. On our way up towards our destination I was exposed to an impressive landscape with sharp depths and areas never touched by man. I was taken away by the humility of the country’s people as we traversed the mountains that connected the small town of OCOA and the city of Constanza.  The approximately 46 KM journey to the Pyramid was a true test of endurance that helped me realize the true sense of living. As a U.S. citizen were are consumed with daunting responsibilities that to a certain extent are meaningless. Although for example the pursuit of a career holds great value, as it does in the United States, it is important to get away and perhaps learn about other cultures. If interested in visiting the Dominican Republic, a trip with the Traza Bosques is an excellent way to do so!"
David Ciappolino


TBMTB